¿Son bonitas las colas de los pavos reales, verdad? Con su gran abanico lleno de color y esos puntitos que parecen ojos. Pues bien, hoy toca un mito de la Antigua Grecia que precisamente explica el por qué de estos “ojos”.
Cuenta la historia que Hera, la hermana y esposa de Zeus, tenía por guardián a Argos, un gigante de cien ojos. Argos era el guardián ideal, ya que mientras unos ojos dormían los otros permanecían despiertos y vigilantes.
Un buen día mataron al pobre Argos, y Hera, en recuerdo y conmemoración de su fiel vigía, le extrajo sus cien ojos para ponerlos en la cola del pavo real, su animal.
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